domingo, 24 de marzo de 2019

2004-Peregrinación a la tierra Santa de Meca


2004-Peregrinación a la tierra Santa de Meca
Estando en la Mezquita recibí la noticia que Arabia Saudí concede todos los años a un grupo de españoles el viajar gratis a la tierra santa en los días de la peregrinación,este ofrecimiento recayó en nuestra mezquita para tres hermanos, a lo que siendo uno de ellos acepte la invitación.Allah me ofrecía este viaje gratis,ya que mis posibilidades de trabajo y de dinero no eran buenas y sería una oportunidad para realizar uno de los preceptos del din.Realice la documentación necesaria para este viaje, y a la espera de que llegara el día de la partida,reuní todo el dinero que tenía, deje a mi familia la parte mayor para su sustento durante mi ausencia, pues no sabía cuando volvería, con trescientos euros serian suficiente para los gasto que me pudiera ocasionar. Partimos desde Sevilla hasta Madrid en tren,mis compañeros eran Sidi Yusuf de Sevilla y Mohamed Mustapha de Marruecos,Mustapha sería el guía pues era el mayor y con más conocimiento en el viaje, pues ya había realizado otros viajes anteriormente.Desde un principio establecimos una bolsa común para los gastos de comida. Partimos en avión a nuestro destino disfrutando de la compañía y del paisaje que nos ofrecía desde el avión,era la primera vez que partía desde un avión en un viaje tan largo y tan cerca de mi corazón el realizar este viaje.lo cual me parecía maravilloso ver la tierra desde esas alturas.
La Generosidad
Hace muchos años, un gran maestro sufí partió en peregrinaje hacia Meca. A su término, se enteró de que, aquel año, todos los peregrinos habían sido aceptados por Dios debido al peregrinaje perfecto de un hombre, un mercader de Bagdad llamado Abdullah ibn Ibrahim. Este era un logro extraordinario.Las reglas que rigen el Peregrinaje son extremadamente numerosas y complejas. Es virtualmente imposible para la mayoría de la gente realizar todo a la perfección. Así que cada peregrino pide a Dios Misericordioso y Compasivo que acepte su imperfecto peregrinaje. 
El sheij decidió ir a Bagdad para conocer a este Abdullah ibn Ibrahim cuyo peregrinaje había sido tan maravilloso que había hecho que todos los demás fuesen aceptados.
Tan sólo unos meses antes, en Bagdad, un hijo se quejaba a su padre de que un día en que estaba en casa de su mejor amigo, habían servido la sena a todos menos a él. El padre se sorprendió sobremanera. Uno de los principios fundamentales de la hospitalidad en el Islam es que nunca se debe comer y dejar a un huésped hambriento. Tal falta de hospitalidad puede incluso ser considerada un pecado.
Al día siguiente el padre fue a ver a su vecino y le interrogó sobre lo que había ocurrido. <Por favor, perdóneme por sacar el tema. Yo sé que usted es un hombre devoto y de buen carácter, Estoy seguro de que no violaría una obligación moral tan importante sin tener un motivo>.
El padre tenía toda la razón. Si vemos que alguien comete una falta, es nuestro deber indicarselo e intentar detenerlo para que no siga errando, además de procurar ayudarlo, Si ves a un ciego andando hacia una fosa, tu deber como ser humano es gritar:!Detente!; y , si esto no basta, agarrar al hombre e impedirle el desastre. 
El vecino respondió:< Ya que me la ha preguntado, se lo diré. No le he dicho nada a nadie, pero los negocios me han ido muy mal este año pasado. Durante semanas, mi familia ha tenido muy poco o nada para comer. 
<Ayer me encontré un camello muerto en la carretera. Corté un trazo de una pata y lo traje a casa. Como usted sabe, esta clase de carne está prohibida para los musulmanes. La única excepción es si hay un verdadero peligro de inanición o malnutrición. Así que esa carne era lícita para mi familia, pero no para mi hijo, y no podía servirle a él< El padre respondió: <Me gustaría que hubiese acudido antes a mí.Tengo bastante dinero, Por favor, permítame que le ayude.
<No>, dijo el vecino.<Dios conoce mi situación aunque la gente no lo sepa. Confío en Dios para nuestro sustento. Nunca se lo hubiera dicho ni a usted ni a nadie, pero tenía que explicarle lo de su hijo>.
El padre insistió:<Por el amor de Dios, acepte mi ayuda. Dios ha querido que yo le pregunte y El ha querido que usted me revele su situación. ¡Cómo sabe que Dios no me ha elegido como un instrumento de Su Misericordia? Además, tengo ahorrada una considerable cantidad de dinero para ir al peregrinaje este año que viene.Ya he estado antes en la peregrinación, así que ya he cumplido con mi deber religioso. No necesito ir otra vez e insisto en que acepte el dinero para usted y para su familia>.
Cuando el scheij llegó finalmente a Bagdad y encontro a Abdullah ibn Ibrahim, el mercader quedó atónito al escuchar su sueño.Al fin djo:<Pues no he ido a la peregrinación este año. Quería ir, pero usé todo el dinero que había ahorrado para ayudar a mi vecino>.

Si siembras una sonrisa, la vida te devolverá carcajadas
Tras la dificultad, Dios dará facilidad.
alhamdulillah wa shukrulillah


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